Pigmentos y colorantes, dos conceptos diferentes

Pigmentos y colorantes, conceptos que a veces se confunden.

Muchas personas usan las palabras pigmentos y colorantes para referirse a la sustancia utilizada para colorear diversos materiales.
Para ser precisos, pigmentos y colorantes son sustancias diferentes, pero ambas sirven para colorear algo. Tenemos entonces un traicionero juego de palabras, ya que el pigmento puede definirse como una sustancia colorante, es decir con capacidad de colorear.
La diferencia esencial radica en que los pigmentos son insolubles o con alto grado de insolubilidad en el vehículo (parte líquida de un preparado pigmentario o pigmentado).
Por ejemplo, en el caso de una pintura, el vehículo estará constituido por la parte líquida de esta, que corresponde principalmente al disolvente (agua fundamentalmente en las pinturas «base agua», o disolventes orgánicos tipo Xileno, Tolueno, etc., en las llamadas «base disolvente»). En un producto cementoso o de otros aglomerantes hidráulicos, el vehículo será el agua necesaria para el amasado y que parte se emplea en la reacción de hidratación del aglomerante deshidratado o fraguado.
Sin embargo, los colorantes sí son solubles en los vehículos en los que se utilizan o con los que se aplican. Así, para colorear productos alimenticios casi exclusivamente se emplean los colorantes.

Según lo anterior, para colorear una bebida se utilizarían colorantes de la lista positiva de aditivos colorantes autorizados, y bastará una leve agitación para obtener de forma permanente y homogenea el color. Sin embargo, para colorear una pintura, al ser el pigmento insoluble, será necesario un proceso de dispersión del pigmento y la utilización de aditivos que ayuden a mantenerlo en suspensión de la forma más homogénea y que proporcionen unas propiedades reológicas o de viscosidad que entre otras propiedades para la aplicación, evitan o reducen la sedimentación o separación de componentes durante el almacenaje.